“POR TIERRA, MAR Y AIRE”

Las previsiones apuntan a que 95 millones de personas extranjeras visitarán por “tierra, mar y aire” nuestro país durante el periodo estival, una situación que cada vez nos lleva hacia una menor o nula apuesta real de impulsar el tejido productivo como motor económico y nos aboca hacia una mayor dependencia económica del turismo y del crecimiento del sector servicios en España.

Entre otros factores esa falta de estrategia y de voluntad política de favorecer una economía y un empleo de valor añadido, impulsa el contar con un mercado laboral que durante años viene instaurado en los bajos salarios, aumentando las desigualdades entre ciudadanos y ciudadanas. Los datos macroeconómicos progresan adecuadamente, pero las economías de las familias, pese a las políticas sociales impulsadas en los últimos años, no despegan del aeropuerto de la precariedad.

El 33,4 % de españoles no se va de vacaciones a lugares fuera de su domicilio, Un 35,8 % no puede asumir con sus salarios gastos imprevistos y un 25,8% camina al borde de la exclusión social. Estos datos apuntan a un contexto económico donde la riqueza se concentra cada vez más en una parte mínima de la sociedad dejando a la inmensa mayoría en situación de resistencia y precariedad. Así, la tan lapidaria expresión en cuanto a que los “ricos cada vez son más ricos y los pobres cada vez más pobres”.

Este contexto que afecta de lleno a la ciudadanía y del que se debería hablar bastante más de lo que se hace, aparece en nuestra sociedad y en el resto del mundo como caldo de cultivo perfecto para que desde la extrema derecha más radical vayan calando en las ciudades, en los barrios y en los puestos de trabajo, discursos fascistas que aumentan el racismo, la homofobia y las políticas del odio, ante una ciudadanía cada vez más desencantada con la clase política tradicional y con una sociedad cada vez con una mayor incertidumbre en su presente y futuro de vida.

Estos mismos que desde la extrema derecha y también desde la derecha instauran en los barrios de nuestro país, los discursos del odio pero luego votan en contra de mejorar las pensiones, de subir el SMI, de avanzar en permisos retribuidos, de reducir la jornada laboral o de subir los salarios, si ellos, los amigos de los poderosos a los que para nada les interesa que desde los ámbitos políticos de izquierdas o de los propios Sindicatos se escuchen voces ni actuaciones sostenidas en el tiempo que expliquen que un cambio de modelo productivo en este país o un mayor y mejor reparto de la riqueza es posible.

“Por tierra, mar y aire” últimamente situado desde las más altas instancias de nuestro Sindicato, es una forma de hacer un llamamiento a las políticas de izquierdas en nuestro país. Es recordar que un Gobierno progresista debe bajar a lo micro a lo que realmente importa a las personas. Sin complejos y actuando decididamente en mejorar la vida de la gente, en actuaciones claras que apuesten por solucionar el problema de la vivienda en esta país, en contra de los especuladores y sus amigos políticos, escuchando y reconociendo la voz de la sociedad para reducir la jornada laboral y también subiendo los salarios, creando una red social sostenida en el avance en derechos, que refuerce los servicios públicos y que obligue a las empresas en general hacia un comportamiento claro de políticas de mercado basadas en el valor añadido y no en aumentar sus beneficios fomentando la precariedad de las personas trabajadoras en forma constante.

Políticas capaces de llegar a la gente, a los barrios y al conjunto de la sociedad como antídoto para acabar con las mentiras, para eliminar y desenmascarar a estos falsos patriotas que nada tienen que ofrecer a nuestros jóvenes ni al conjunto de la sociedad. Unos, los de la extrema derecha ya lo están demostrando donde son capaces de gobernar, países como Argentina donde se destruye el estado de bienestar, donde se rebajan las pensiones y donde se fortalece la protección a los que menos lo necesitan. Trump a quien desde la extrema derecha española se rinde pleitesía no solamente elimina derechos en su país sino que pretende hacerlo en el resto del mundo con la imposición de aranceles o permitiendo la exterminación del pueblo palestino. Otros los de la derecha española en nuestro país, ya nos demostraron cómo salir de la anterior crisis, rescatando a la banca, reduciendo salarios y utilizando ERES para destruir empleo estable.

Es necesario tener memoria, las sociedades democráticas merecen disponer “por tierra, mar y aire“ de voces como las de nuestro Sindicato que recuerde una y otra vez que los nostálgicos de tiempos pasados solo pueden aportar más desigualdad y menos derechos.

Por tierra, mar y aire también en este periodo estival resulta necesario abordar la problemática en el sector de la seguridad privada. Un sector de mano de obra intensiva que no es ajeno a lo que ocurre en la sociedad, ni en la política global. Un sector que debe seguir avanzando en una igualdad real y efectiva en los puestos de trabajo, que debe avanzar en la diversidad como baluarte de los derechos humanos, que pese a la oposición de las políticas más rancias de derechas debe seguir reivindicando una jubilación anticipada para un colectivo, que merece un mayor reconocimiento social pero también merece una mayor protección jurídica y personal para desarrollar su profesión diaria, que debe seguir alzando la voz sobre la ausencia de soluciones por parte de la clase política que sitúa por Ley al sector como complementario para luego abandonarlo a la peor de sus suertes.

Hay que poner en valor al conjunto de los vigilantes de seguridad que en instalaciones públicas y privadas con su presencia y actividad diaria fomentan espacios para que la ciudadanía en general se sienta más segura y pueda ejercer sus derechos con mayores garantías. Un sector que sin duda debe afrontar la nueva era tecnológica pero entendida por las empresas como un valor añadido a la profesión que aporte empleo estable y mejores condiciones sociales y económicas. Un sector que necesita que las empresas que siguen desregulando el sector con precios bajos y sin respeto al colectivo desaparezcan de la actividad. Una actividad que debe basarse en empresas capaces de poner en valor lo ofertado a sus clientes y que debe seguir sentada en la negociación colectiva subiendo los salarios. También un sector que respete a otros colectivos de personas trabajadoras y alza la voz hacia aquellas empresas que pretendan utilizar a los servicios auxiliares para introducir una competencia desleal hacia la seguridad privada. Un colectivo que desde nuestro Sindicato hemos regulado y vamos a seguir apostando por mejorar paulatinamente su actividad y sus condiciones laborales.

Otra actividad como el Transporte de Fondo donde las dificultades en cuanto a reducción de efectivo se deben situar en una mesa especifica de negociación con los agentes sociales y desde espacios de empleabilidad. También un sector que cada vez con mayor fuerza necesita un sindicalismo claro y riguroso.

Un sindicalismo capaz de seguir avanzando sin falsas promesas, pero desde el esfuerzo de luchar por mejorar sus condiciones, con objetivos y una hoja de ruta difícil pero necesaria para la actividad de los que están y los que se incorporarán en el futuro. Un futuro incierto, un panorama mundial complejo, una atomización del sector que no ayuda, pero desde una defensa real “por tierra, mar y aire” de un colectivo comprometido con su trabajo y con el conjunto de la sociedad.