A nivel general, la brecha que existía con los niveles de empleo prepandémicos ha desaparecido y ya contamos con un 6,1 % más de empleo que a finales de 2019.

 En términos anuales, se observa una recuperación del empleo en todos los sectores de nuestra Federación, excepto en Seguridad (-9,7 %) y Financiero (-1,5 %).

Respecto al trimestre anterior, solo dos sectores sufren un retroceso: Ferroviario (-8,9 %) y Comercio y Grandes Almacenes (-0,5 %), destacando los incrementos registrados en Marítimo-Portuario (29,9 %) y Hostelería, Restauración Social y Turismo (18,2 %).

 Por lo tanto, hay sectores a los que les está costando más recuperar dichos niveles, por lo que urge adoptar medidas de apoyo a los servicios, en aras a  reforzar la actividad económica y la creación de empleo de calidad, y más teniendo en cuenta el problemático e incierto contexto internacional.

Como otro elemento positivo e innegable, hay que resaltar la significativa caída de las tasas de temporalidad (de 5,3 puntos en el último año hasta el 13,7 %), tanto en general como por sexo, cambio de tendencia propiciado por la reforma laboral y que se va consolidando trimestre tras trimestre.

Sin embargo, las tasas de parcialidad apenas se han reducido medio punto porcentual en el último año (desde el 19,2 % al 18,7 %), donde siguen siendo las mujeres las que ostentan una parcialidad descomunal respecto a los hombres (27,4 % vs 9,9 %), lo que las penaliza doblemente (menores ingresos en su vida activa y menores pensiones tras su jubilación) y perpetua un mercado laboral y un modelo de sociedad desigual. Esta alta parcialidad resulta inasumible al implicar, en muchos de nuestros sectores, salarios por debajo del SMI, especialmente entre las mujeres. El abuso de la contratación a tiempo parcial y de la sobreutilización de las horas complementarias se está convirtiendo en una de las mayores lacras de nuestro mercado laboral, a la que tenemos que hacer frente.

Las previsiones de los distintos organismos están mejorando significativamente, lo que hace necesario seguir adoptando reformas que permitan que estos buenos resultados económicos y de empleo lleguen a todas las personas trabajadoras, garantizando  empleos dignos y de calidad y reduciendo la pobreza y la desigualdad.