Es una realidad sobradamente demostrada: ajustar la jornada de trabajo a un tiempo razonable no sólo mejora la calidad de vida de las personas sino los resultados económicos en las empresas y la eficiencia de nuestro sistema productivo. Ya es hora de que en España entendamos esto, empezando por reducir la jornada laboral.
Cuando pienso en los grandes acuerdos que hemos alcanzado entre Gobierno y agentes sociales en los últimos años, o entre Gobierno y organizaciones sindicales, no puedo evitar sentir una mezcla de alivio y satisfacción por el impacto tan positivo que han tenido sobre determinadas actividades vinculadas al sector Servicios, en el que se desarrolla nuestra acción sindical como federación.
Tengo claro que los progresivos incrementos del salario mínimo -hasta situarlo en 1.134 euros mensuales-, la reforma laboral, el acuerdo de pensiones o, en el futuro, la reducción de jornada de trabajo ha sido, son y serán especialmente beneficiosos para los profesionales de sectores de servicios que llevan muchos años siendo víctimas de un modelo salarial y laboral profundamente injusto. Es en el sector Servicios donde más urge humanizar las relaciones laborales.
Por eso quisiera centrarme, ahora, en una de las asignaturas pendientes: la reducción de la jornada laboral, un “debe” de este país con sus trabajadores y trabajadoras, pero no sólo. La reducción del tiempo de trabajo -de las actuales 40 horas semanales a 37,5- es también un debe con las propias empresas y con la economía española (a pesar de cierta miopía de una parte del empresariado patrio). ¿Por qué digo esto?
Porque está ampliamente demostrado -por experiencias de otros países europeos y por estudios que así lo avalan- que una jornada reducida -y muchas veces intensiva, según sectores de actividad- mejora la productividad de las personas, de los profesionales. Esto, a su vez, tiene un impacto directo en la mejora de productividad de las empresas y en la economía del país.
¿Cuáles son los beneficios en términos globales?
- Trabajar menos horas tiene un impacto positivo en la salud física y mental de las trabajadoras y trabajadores.
- La reducción del estrés laboral y el aumento del tiempo libre permiten descansar adecuadamente. Esta “desconexión” mayor permite una mejora en la productividad de cara al día posterior, a una próxima jornada de trabajo.
- Tener más tiempo no solo mejora el bienestar general, sino que también reduce las tasas de absentismo y las bajas por enfermedad. Esto también beneficia a las empresas en términos de costes y continuidad del trabajo.
- Fomenta la conciliación de la vida laboral y personal, mejorando el bienestar emocional de las personas trabajadoras.
- Contribuye a avanzar en la igualdad efectiva entre mujeres y hombres.
- Supone un reparto más equitativo de la riqueza que producimos entre todos, además de un estímulo a la creación de nuevo empleo y a un reparto más equilibrado del mismo.
Particularidades del sector Servicios
En determinados sectores de servicios vemos que muchas empresas no han visto reducido el tiempo de presencia, generando una competencia desleal y repercusiones negativas en el empleo, especialmente en actividades donde, una vez más, volvemos a sufrir el inmovilismo de algunas patronales sectoriales que siempre ven en el cambio y los avances una amenaza para el sistema o el modelo productivo, cuando lo cierto es que de ser una amenaza, solo lo sería para sus propios intereses particulares y privados en forma de mayores ganancias económicas, y siempre a costa de precarizar salarios y condiciones de trabajo. En el sector Servicios lo sabemos bien, los conocemos bien.
Queremos explicar a la opinión pública y a los representantes empresariales que, para el interés general de la economía y la sociedad, trabajar menos horas es trabajar mejor, más eficazmente y de manera más productiva. Por ello, el próximo jueves, 26 de septiembre, a las 11:30 horas, los delegados y delegadas de UGT y CCOO nos concentraremos en todas sedes patronales de las distintas capitales de provincia españolas para expresarlo alto y claro. Ha llegado el momento de reducir la jornada laboral: ¡37,5 horas semanales ya!