Ayer, 26 de junio, Cáritas, organización “de acción caritativa y social de la Iglesia católica”, publicó su memoria confederal anual con algunos datos del todo preocupantes y de los que se hicieron eco una mayoría de medios de comunicación.
Esta ONG -con una importante y reconocida labora social- revelaba en su informe que en el año 2023 la mitad de las personas que atendió tenían empleo. La organización proporcionó ayuda a 1,3 millones de ciudadanos y ciudadanas en España. Además, señalaba en su informe que el 26% de la población está en situación de exclusión social, reconociendo que la pobreza en España es un problema enquistado en el que no se aprecia ningún síntoma de mejoría.
Toda situación de pobreza en un país es un fracaso del Estado, quien debe garantizar el bienestar de todos sus ciudadanos, especialmente los más vulnerables. Pero ese fracaso tiene causas y tiene responsables. Lo fácil, y hasta cierto punto lógico, es señalar al Estado, pero en un caso como el de la pobreza salarial debemos escarbar un poco más.
Esto pasa en España, sí: la España cuya “economía va como un cohete” pero tiene a 1,3 millones de personas atendidas en los bancos de alimentos (la mitad de ellos con un empleo, probablemente del sector Servicios).
1,3 millones de personas en los bancos de alimentos
Nuestra acción sindical como federación del sector Servicios de UGT nos permite tener un conocimiento directo de la realidad que sufren muchos profesionales de actividades productivas vinculadas a este macrosector. Y esa realidad, en el ámbito salarial, lleva mucho tiempo siendo alarmantemente precaria. Lo venimos denunciando desde hace años, con especial intensidad en este último periodo de crisis inflacionaria. Se vienen realizando esfuerzos extenuantes por parte de nuestros delegados y delegadas en las diversas mesas negociadoras del sector servicios. Extenuantes porque nuestros negociadores tienen que lidiar, continuamente, con todo tipo de tretas y negativas a cualquier mejora salarial sustancial. Existen asociaciones empresariales en estos sectores que tienen interiorizado y naturalizado que pagar poco es lo normal, y es así como, tras años de remunerar por debajo de lo éticamente aceptable, se llega a la situación que revela el informe de Cáritas y que sindicatos como UGT llevamos tiempo combatiendo: la pobreza salarial. Es decir, tener un empleo, tener salario y no llegar a fin de mes. Y terminar con la dignidad guardada en el tupper y esperando el turno en las colas del hambre de los bancos de alimentos. Esto pasa en España, sí: la España cuya “economía va como un cohete” pero tiene a 1,3 millones de personas atendidas en los bancos de alimentos (la mitad de ellos con un empleo, probablemente del sector Servicios).
Existen asociaciones empresariales en estos sectores que tienen naturalizado que pagar poco es lo normal, y es así como, tras años de remunerar por debajo de lo éticamente aceptable, se llega a la situación que revela el informe de Cáritas y que en UGT llevamos tiempo combatiendo: la pobreza salarial.
¿Visión empresarial?
Subyace en todo lo anterior no sólo una visión estrecha y torpe de la economía por parte de una buena parte del empresariado patrio, por lo que tienen de dañino políticas salariales de miseria para la productividad de nuestros sectores de actividad. También un desprecio claro por el valor de las personas como trabajadores y, además, un desprecio por las profesiones que esos empresarios representan en su papel de inversores y gestores, pues no me cabe duda que cuando entienden que un profesional está bien pagado con un sueldo raquítico debe ser porque su trabajo, su formación y su cualificación no son valorables comparativamente con otras profesiones y otras actividades de “alto valor”, como dicen en el argot económico. Y yo me pregunto: ¿acaso no es para nuestra sociedad una actividad de “alto valor” la limpieza de intercambiadores de transporte, centros de salud u oficinas? ¿No es una actividad de “alto valor” gestionar telefónicamente las incidencias y dudas de cientos de personas durante una jornada laboral? ¿No es una actividad de “alto valor” controlar los accesos a un estadio de fútbol? ¿No es una actividad de “alto valor” reponer lo lineales de un supermercado? ¿No es una actividad de “alto valor” prepara y disponer diariamente 500 menús en un centro escolar…? Trabajadores y trabajadoras esenciales con sueldos indignos. ¡Basta ya!