Quien fuera Secretario General de la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores, Nicolás Redondo, comentó en una conversación con otro compañero que le estaba realizando una entrevista para uno de los periódicos del Sindicato, que el riesgo de una Organización como la nuestra podría llegar a ser terminar como una nuez vacía: con una aparente y lustrosa cáscara exterior, pero sin pulpa en su interior.
La comparación es realmente ilustrativa y muy cierta. Digamos que es un riesgo -no sólo para una Organización como la nuestra, también para otras- que puede prevenirse de dos maneras: siendo conscientes todos y todas -especialmente los responsables sindicales de cada uno de los muchos organismos que integran UGT- de lo que somos y a qué nos dedicamos y, por otra parte, poniendo nuestros esfuerzos y recursos de forma prioritaria en tres ámbitos: representatividad, afiliación y negociación colectiva.
Para desarrollar con eficacia y eficiencia esas tres tareas estratégicas para la Organización, deben desempeñarse otras tantas que contribuyen a las primeras y que repercuten, también, en otras áreas del Sindicato que, sin duda, son necesarias y beneficiosas para el interés de los trabajadores y las trabajadoras. Pero las tres primeras (representatividad, afiliación y negociación colectiva) determinan la propia supervivencia de la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores; es decir, son vitales.
El ejemplo del compañero Nicolás Redondo venía a decir que por muy presentes que podamos estar en el ámbito institucional y de la opinión pública, gracias a nuestra historia, nuestra estructura y nuestra reputación -a pesar de los continuos ataques de la derecha política y mediática, y de algunas malas prácticas a las que no escapa ninguna organización compuesta por personas, aunque sean muy minoritarias- de poco servirá si vamos perdiendo presencia en las empresas, entre los trabajadores y trabajadoras, y en las mesas de negociación.
Esto es tanto como decir que si no ganamos elecciones sindicales en las empresas; si no fidelizamos a nuestros afiliados y afiliadas y atraemos a otros nuevos a nuestras filas; y no negociamos buenos convenios que estén a la altura de las expectativas de los trabajadores y las trabajadoras, estaremos contribuyendo a vaciar la nuez y dejar sólo la cáscara. Y, como es fácil deducir, una nuez sin pulpa se quiebra con mayor facilidad, se hace añicos a la primera embestida.
El II Comité Federal de FeSMC-UGT, que celebramos el pasado mes de abril en Palma de Mallorca, fue intenso y muy fructífero. Diría que fue un Comité monográfico sobre elecciones sindicales y afiliación. Dos ámbitos en los que, como sabéis, esta Comisión Ejecutiva Federal está volcando la mayoría de recursos -económicos y humanos- de la federación. Y repito lo que ya dije entonces: ese Comité tiene que ser el punto de inflexión para un cambio de tendencia y estrategia en nuestra Organización y los resultados se verán, sin duda. Pero para ello debemos estar todos y todas tensionados y a nuestra tarea.
La tranquilidad, la relajación, la dejación y la dejadez son nuestros peores enemigos. Pensar que porque somos UGT se nos van a abrir todas las puertas es condenarnos como Organización. Este país cuenta con muchos sindicatos y para ser referente en el movimiento sindical hay que trabajar duro y de forma constante, cada día.
El movimiento sindical es necesario para garantizar el bienestar de las personas trabajadoras de este país, pero quien mejor puede defender el interés de esas personas, no me cabe duda, es la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores.