Desde FeSMC-UGT queremos reiterar hoy, 12 de junio, nuestro compromiso por la erradicación del trabajo infantil. Una herida abierta que destroza la vida a millones de niños y niñas en todo el mundo.
Según los datos de la OIT y UNICEF en el mundo 160 millones de niños y niñas sufren el trabajo infantil, 79 millones trabajan en trabajos considerados peligrosos. Según este informe los últimos años analizados podemos comprobar que del año 2016 al 2020 el trabajo infantil ha sufrido un aumento que asciende de 151,6 a 160 millones rompiendo el descenso progresivo que se venía valorando en los años anteriores.
El trabajo infantil, que tienen su base en la pobreza, destroza la infancia y adolescencia e impide el desarrollo físico y mental de los menores, lo cuales sufren en su mayoría trastornos que los acompañan toda la vida.
La Unión General de Trabajadoras y Trabajadores (UGT), desde su fundación, fijó la erradicación del trabajo infantil como uno de sus principios, entendiendo que el trabajo infantil es una consecuencia directa de la falta de compromiso, a escala mundial, de luchar contra la injusticia social, la desigualdad y una justa distribución de la riqueza.
Más de la mitad de estos niños y niñas tienen entre 5 y 11 años.
Los niños sufren en mayor número el trabajo infantil que las niñas, siendo de una tasa del 11,2% frente 7,8%. Sin embargo, si consideramos como trabajo realizar 21 horas o más semanales a los trabajos domésticos, la brecha de género se reduce a la mitad.
La mayoría del trabajo infantil se da en la agricultura, siendo el 70% del total de los niños (112 millones de niños y niñas). Además, podemos observas que es en este sector donde se emplea a los niños más pequeños con edades que comprenden de los 5 a los 11 años.
El trabajo infantil es una lacra que se alimenta de la pobreza y la desigualdad y es donde se tiene que poner el foco para poder eliminar cualquier posibilidad de explotación infantil
Es necesario fomentar la cooperación sindical, incrementar las ayudas a las familias monoparentales y con menores ingresos debido a la crisis sanitaria; ampliar las prestaciones por hijos/as a cargo para las familias con bajos ingresos; aumentar las ayudas a las familias para la adquisición de los alimentos más básicos y reforzar los comedores sociales, garantizando la alimentación de los y las niñas en situación de vulnerabilidad social. Es preciso, además, trabajar, de manera conjunta con las organizaciones sindicales en normativa que garantice que se vete cualquier forma de producción y comercialización basada en el trabajo infantil y la explotación de seres humanos. Es necesario poner en marcha medidas de:
- El trabajo infantil es una subcategoría de la actividad económica inadmisible, que hace a niños y niñas víctimas de las peores formas de trabajo, de la esclavitud, de la trata de personas, de la servidumbre por deudas, del reclutamiento forzoso para ser utilizados en conflictos armados, de la explotación sexual comercial y pornográfica, el uso de menores para cometer delitos o de casamientos forzosos en el caso de niñas especialmente vulnerables.
- Fortalecimiento las políticas de protección a la infancia. Orientar las políticas de protección social hacia la garantía de los derechos de la infancia, como puede ser la creación de una garantía de rentas para reducir al máximo el número de familias en situación de pobreza.
- Acceso a educación universal gratuita, como herramienta de desarrollo individual y también colectiva.
- Fortalecimiento de la negociación colectiva al ser una herramienta eficaz en la defensa de un trabajo digno y por lo eliminación del trabajo infantil.
- Impulso de la equidad de género, empoderando a las niñas para que se garanticen sus derechos y tengan las mismas oportunidades.
- Abolición de la prostitución, que en el caso de la prostitución infantil supone que cada año sean víctimas de trata de personas (según estimaciones de la OIT) 1,2 millones de menores, en su mayoría niñas.
El trabajo infantil es una subcategoría de la actividad económica inadmisible, que hace a niños y niñas víctimas de las peores formas de trabajo, de la esclavitud, de la trata de personas, de la servidumbre por deudas, del reclutamiento forzoso para ser utilizados en conflictos armados, de la explotación sexual comercial y pornográfica, el uso de menores para cometer delitos o de casamientos forzosos en el caso de niñas especialmente vulnerables.
Como sindicalistas tenemos que tener un papel activo exigiendo en las empresas una gestión de la cadena de valor respetuosa con los derechos humanos, respetuosa con los derechos de la infancia, actuando como agentes de defensa de los derechos laborales y promotores de la justicia social, pero también como consumidores y consumidoras penalizando a aquellas empresas poco respetuosas o que vulneran los derechos de los niños y niñas en cualquier parte del mundo.
Acceso al informe «Trabajo infantil» de la OIT y UNICEF : https://www.ilo.org/sites/default/files/wcmsp5/groups/public/%40ed_norm/%40ipec/documents/publication/wcms_827418.pdf