La Secretaría de Acción Sindical, Salud Laboral y Medio Ambiente de FeSMC-UGT presenta su informe sobre la “Evolución de las enfermedades profesionales en el sector de servicios privados 2024”, en el que se realiza un análisis general del alcance y evolución de los partes de enfermedades profesionales atendiendo a varias variables.
En 2013, el 8,1 % de los partes comunicados de enfermedades profesionales se cerraron como procesos de enfermedad común, porcentaje que asciende al 23,1 % en 2023. Esto implica que un alto y creciente porcentaje de enfermedades profesionales que debieran gestionarse como tal son derivadas al Sistema Nacional de Salud y tramitadas como enfermedad común, lo que perjudica a la persona trabajadora (económicamente y asistencialmente) y al Sistema Nacional de Salud, que carga con un coste que correspondería asumir a las Mutuas Colaboradoras de la Seguridad Social.
Además, la tramitación de estas patologías de origen laboral como contingencia común, y no como enfermedad profesional, provoca que otras personas sigan enfermando, al no adoptarse medidas de prevención adecuadas en las empresas.
La transformación del tejido empresarial
En los últimos años, se han producido cambios económicos, sociales, demográficos, tecnológicos y medioambientales muy significativos, que están transformando el tejido empresarial, las relaciones laborales y la organización del trabajo, afectando a las condiciones de trabajo y haciendo emerger nuevos riesgos a los que está expuesta la salud de las personas trabajadoras.
Por ejemplo, la digitalización, robotización y la utilización de la Inteligencia Artificial implican una mayor presión sobre el trabajo, un incremento de las tareas a realizar, problemas de desconexión, etc. y sus efectos en la salud mental cuenta con suficientes evidencias, pero las patologías relacionadas con los riesgos psicosociales están ausentes en el listado de enfermedades profesionales.
La feminización de los partes comunicados de enfermedades profesionales es mucho más intensa en el sector de servicios privados. El 69,7 % de los partes tramitados en el año 2023 han correspondido a mujeres y su número ha crecido un 12,9 % en el último año. El enfoque de género en la prevención, pero también en la medicina del trabajo, se impone si no se quiere contribuir al aumento de la brecha de género derivada de un peor estado de salud (bajas, menores ingresos, menores pensiones en el futuro).
De forma similar, la distribución de los comunicados según edad pone de relieve la necesidad de abordar estrategias preventivas que tengan en cuenta esta variable. En este sentido, el 20 % de los partes comunicados del sector de servicios privados en 2023 corresponde a personas con 55 y más años, un 11,8 % más que un año antes. No cabe duda que el envejecimiento de las plantillas en muchas actividades del sector de servicios privados es un factor que incide, pero también apela al fracaso de las estrategias de prevención, y también a una organización del trabajo que no acompaña de manera más efectiva la etapa final de la trayectoria laboral. Y estos factores se intensifican en un contexto de cambios organizativos y técnicos acelerados en las empresas.
Son las personas con ocupaciones más precarias las que acaparan en el sector de servicios privados, mayores proporciones de partes comunicados. Otro personal de limpieza, Trabajadores asalariados de los servicios de restauración, Dependientes en tiendas y almacenes y Trabajadores de los servicios personales representan el 64 % del total. Más del 70 % de estos partes corresponde a mujeres. Y la mayoría se cursa sin baja.
Los agentes físicos, los principales causantes de enfermedades
Las enfermedades profesionales más representativas siguen siendo las causadas por agentes físicos (80,5 % del total de partes comunicados en 2023), destacando la escasa representatividad de las enfermedades producidas por cancerígenos, cuando el Marco estratégico de la Unión Europea en materia de salud y seguridad en el trabajo 2021-2027 señala que el cáncer es la principal causa de las muertes relacionadas con el trabajo.
Todo ello indica la necesidad de analizar esta situación, así como implementar estrategias que permitan la correcta evaluación de la exposición, la eficiente vigilancia de la salud y la identificación precoz de casos y su notificación.
Asimismo, emergen nuevas necesidades para asegurar la calidad del sistema de identificación, notificación, diagnóstico y registro de enfermedades profesionales, que abarcaría la evaluación y actualización del listado de enfermedades profesionales, que debe incorporar urgentemente la perspectiva de género, así como las patologías relacionadas con los riesgos psicosociales y el cáncer de origen laboral.