“2026 nos jugamos el futuro, nos jugamos los derechos”
En estos días las familias en nuestro país se reúnen junto a la mesa para desearse lo mejor para el futuro. En sus conversaciones se prohíbe hablar de política con el ánimo de no finalizar la velada rompiendo relaciones. La polarización política instaurada en la sociedad actual, nos lleva a escenarios del pasado donde se perseguía a las personas por defender ideas políticas y en la actualidad el populismo instaurado en la sociedad nos lleva a no poder debatir sobre distintas ideas políticas para evitar el enfrentamiento y la ruptura familiar o colectiva. El haber luchado y sobrevivido a una dictadura hasta establecer un necesario ámbito democrático nunca alcanzo a pensar que con los años, la irrupción de un populismo exacerbado y la aparición sin tapujos de la ultraderecha imprimieran en el mundo y también en nuestro país elementos que calaran en las sociedades y que pretendan poner en riesgo los valores democráticos conquistados en el planeta intentando devolvernos a escenarios que dábamos por hecho que nunca volverían ni tan siquiera a plantearse.
Nuestro país no es ajeno a esta tendencia. Los últimos acontecimientos vividos en el seno del Gobierno unido a que los datos macroeconómicos no acompañan a las necesidades reales de la ciudadanía, refuerzan el bulo y el populismo obteniendo como resultado una sociedad cansada de la política en general y cada vez más cercana a las tesis de la ultraderecha que avanza especialmente sobre los jóvenes. Paradójicamente eleva la intención de voto sobre aquellos partidos de derecha y ultraderecha que se han opuesto sistemáticamente a todas aquellas mejoras sociales alcanzadas durante los últimos años, y cuyo proyecto político de futuro como ya se ha demostrado en los gobiernos de Trump, Milei, Meloni, va encaminado hacia el recorte de servicios públicos y derechos colectivos que atacan frontalmente a la gran mayoría de la ciudadanía, que permanece abducida por la estrategia basada en el populismo y los bulos, y que consigue que las familias y la sociedad como en tiempos pasados no puedan o no se atrevan a seguir hablando de política en sus cenas familiares ni en su vida cotidiana.
«¿Cómo es posible que partidos que se oponen y votan en contra de subir el SMI, de mejorar el sistema público de pensiones, de fortalecer la sanidad pública, la educación pública, de mejorar las condiciones laborales subiendo los salarios, que protegen a los grandes tenedores de vivienda haciendo imposible el acceso a la misma, sigan creciendo en intención de voto?».
Quizás es porque cada vez con mayor fuerza estén consiguiendo que en las familias cuando se reúnen y en el conjunto de la sociedad se deje de hablar de política y que desde la izquierda falte valentía y firmeza para implementar más actuaciones que lleguen con mayor claridad y eficacia al conjunto de la ciudadanía.
También en nuestro sector el de la seguridad privada y los servicios auxiliares existen corrientes con el único objetivo de polarizar e instaurar un populismo constante en el ámbito laboral.
Lo fácil es insultar a todo, oponerse a todo, eso sí, sin dar solución a nada. Modificar la ley de contratos para dar prevalencia a los convenios sectoriales, acordar con el Ministerio el actual plus de aeropuertos, mantener el empleo en pandemia mediante los ERTES, conseguir ser declarados como esenciales en Pandemia para mantener el empleo ante el cierre de país, acabar con los convenios de empresa en el Tribunal Supremo que reducían derechos al colectivo, paralizar un reglamento de seguridad privada lesivo para el sector, llevar la negociación colectiva en un país de salarios bajos a incrementos salariales sin perder ningún año de subida, construir un sector más igualitario e inclusivo, construir el primer convenio estatal de servicios auxiliares cuando un número importante de personas trabajadoras no disponían de ningún tipo de condiciones, fomentar la formación profesional como vía de acceso a la profesión, anticiparse al cambio ante las nuevas tecnologías para que no afecte de sobremanera al empleo, son solo un ejemplo de actuaciones donde nuestro Sindicato ha estado y ha liderado como elementos reales de mejorar paulatinamente el sector, los demás, los populistas ni han estado, ni estarán, no les interesa. Solo vale desacreditar, oponerse a todo y buscar algún titular de concentraciones o huelgas generales donde no participan ni ellos.
«El populismo no es bueno para un país, no es bueno para la sociedad y no es bueno para el sector. La democracia nos avala para poder debatir, para poder discrepar y para poder avanzar en derechos. El populismo es sinónimo del bulo, de reducir derechos y de no avanzar en nada. El sector no lo merece y desde UGT lo vamos a seguir combatiendo».
Por un 2026 donde la verdad prevalezca sobre la mentira y el bulo para seguir construyendo derechos.
Diego Giráldez Responsable Seguridad Privada y Servicios Auxiliares FeSMC UGT




