Desde el 26 de septiembre ya ha pasado el tiempo suficiente como para que las empresas adjudicatarias tengan seguras algunas cosas, y desde UGT queremos ser muy claros.

Ni las empresas, ni AENA debe mirar para otro lado y escurrir el bulto ante la situación que lleva produciéndose desde que tuvieron lugar los cambios de adjudicaciones y los operadores se hicieron cargo de sus respectivas licencias. Buscar culpables de esta situación, que el Sector Aéreo ya señaló como probable allá por el mes de septiembre de 2023, no tiene ya sentido. Ahora se debe tomar acción por parte de ASEATA y del propio gestor aeroportuario, ya que de lo contrario estaremos abocados a la conflictividad continua en este sector tan sensible.

UGT hizo todo lo que estuvo en su mano para acordar un convenio sectorial que garantizara unas buenas condiciones con las que las trabajadoras y los trabajadores del sector se enfrentasen a los procesos de subrogación. Fue un arduo trabajo que no vamos a consentir que se tire por la borda solo por los intereses espurios de las compañías de handling, que o no han medido o tan solo quieren aprovecharse de la situación que provocó el sorprendente resultado de los concursos.

Es de ley garantizar lo que todas las partes acordaron a la firma del convenio y también es de ley que AENA tome cartas en el asunto para llamar al orden a determinadas empresas que están jugando al trilerismo más repugnante con el dinero de las trabajadoras y los trabajadores. Estas empresas, las trileras, ya sabían donde se metían, lo sabían perfectamente.

Pretender ahora reinterpretar, no solo el convenio del sector, sino en algunos casos hasta el Estatuto de los Trabajadores a su conveniencia es simplemente de malos gestores. Si no están preparadas, que dejen el testigo a quienes sí tienen la capacidad para gestionar un negocio fundamental para el desarrollo normal de los aeropuertos españoles. Y si no quieren dejar sus concesiones, han de tomar iniciativas inmediatas que muestren una actitud proactiva a la hora de solucionar su falta de previsión inicial o, directamente en algunos casos, su mala fe.

Esto no es una república bananera, esto es un país en el que ha de primar la gestión seria, profesional, decente y responsable. Para que todo esto se cumpla, UGT no va a dudar en utilizar todas las armas a su alcance.
Hemos demostrado paciencia para dar tiempo a que estas empresas aterricen, pero todo tiene un límite y esa paciencia se agota ante actitudes poco edificantes. Llega el tiempo de gestionar con seriedad y profesionalidad. Se acabaron las buenas palabras y los buenos gestos porque las personas trabajadoras de este sector tienen que llegar a fin de mes y tienen que tener en sus bolsillos lo que es suyo, sin excusas baratas.