El pasado 11 de septiembre el Congreso de FeSMC-UGT-Ceuta supuso el colofón a un período congresual que se inició en el mes de diciembre de 2024 con la celebración de nuestro Congreso Federal, en Benidorm. A lo largo de estos meses se han desarrollado con normalidad todos los congresos territoriales de nuestra federación y he tenido el privilegio de poder asistir a cada uno de ellos (exceptuando Euskadi, aplazado hasta nueva fecha).
En el Consejo Federal de la pasada semana, que se llevó a cabo en Ciudad Real, me han sobrevenido algunas sensaciones, algunas reflexiones, surgidas desde la rememoración de estos meses en los que he compartido encuentros, conversaciones y emociones con los compañeros y compañeras de toda España. Y mi conclusión es que esta federación ya es lo que quería ser. Por eso quiero compartirlo, porque estamos ante un modelo de federación estatal que, en estos años, se ha despojado de adornos, de lo accesorio, y ha evolucionado hacia su esencia natural y primigenia para potenciarla y expandirla. Me explico.
Los pilares de la organización
El Sindicato no es una estructura rígida ni un organigrama sin esencia. Es un organismo vivo, complejo, que se mueve y se adapta, pero que solo puede avanzar si cada una de sus partes cumple con la función para la que fue concebida. En ese equilibrio dinámico, las federaciones estatales de la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores tenemos ámbitos de acción sindical que deben canalizar nuestros mayores esfuerzos y recursos: negociación colectiva, representatividad (elecciones sindicales) y afiliación. Esto no es una cuestión de gustos, sino de lo que toca.
El Sindicato no es una estructura rígida ni un organigrama sin esencia. Es un organismo vivo, complejo, que se mueve y se adapta, pero que solo puede avanzar si cada una de sus partes cumple con la función para la que fue concebida.
Estos ámbitos no son apéndices del sindicato, son sus pilares. Es el vínculo real y cotidiano con las personas en los centros de trabajo y en las mesas de negociación sectorial donde se deciden las condiciones laborales, los convenios colectivos, los derechos que se conquistan o se pierden. Es en ese terreno donde las federaciones debemos ser fuertes, constantes y útiles. Salirse de ese camino, confundir prioridades o diluirnos en discursos que no nos corresponden, solo conduce a la ineficacia y al debilitamiento.
Lo transversal y lo sectorial
Eso no significa que una federación estatal no tenga dimensión política o transversal. La tiene, y la debe tener. Pero esa labor, muy necesaria, la realiza con solvencia la Comisión Ejecutiva Confederal de UGT, desde una visión de conjunto, articulando el posicionamiento del Sindicato en los grandes temas: el modelo productivo, la transición ecológica, la igualdad, la defensa del Estado del bienestar, los derechos democráticos, el clima político o el contexto internacional, entre otros, y el resto de organismos del Sindicato debemos beber de ahí, ser altavoces, aplicar en nuestros ámbitos las directrices confederales sobre esas grandes cuestiones transversales. A esa tarea se suman con perspectiva territorial las uniones de comunidad autónoma (UCA), que interpretan y defienden esas líneas en cada realidad autonómica, pero contribuyendo también, y de forma intensa, a las necesidades de las federaciones territoriales en su cometido. Esa es la arquitectura: una estructura que se complementa, no que compite.
Las federaciones estatales de la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores tenemos ámbitos de acción sindical que deben canalizar nuestros mayores esfuerzos y recursos: negociación colectiva, representatividad (elecciones sindicales) y afiliación.
La complementariedad entre confederación, federaciones y uniones responde a una necesidad estratégica. Cuando cada parte actúa dentro de su ámbito, el conjunto gana solidez, coherencia y eficacia. Pero cuando se confunden los papeles, cuando se dispersan las energías en tareas que no son propias, también nos dispersamos mental y orgánicamente.
Desde las federaciones debemos reivindicar con orgullo y responsabilidad nuestro papel. Nadie mejor que nosotros conoce los sectores, los convenios, las mesas de negociación. Nadie como nosotros puede organizar el “sindicalismo de proximidad”, un concepto que intento poner en valor cada día porque es el que da respuesta, desde la primera línea, a los conflictos laborales, permite movilizar a las plantillas, ganar representación y resolver los problemas cotidianos de las personas trabajadoras. Es ahí donde se construye la fuerza real de UGT. Es ahí donde se gana el respeto y reputación: en los centros de trabajo.
Dimensión política
Ahora bien, hay momentos excepcionales que requieren una respuesta excepcional. Por ejemplo, cuando se percibe una amenaza ideológica real contra el progreso social, la democracia y el propio movimiento sindical, como ocurre actualmente con el auge de la extrema derecha en España y Europa. Es entonces cuando todas las estructuras de UGT debemos actuar de forma análoga, no buscando la eficiencia sino la contundencia. En esas circunstancias, también las federaciones debemos ser altavoces nítidos de la posición del sindicato. Porque nuestro sesgo ideológico progresista no es coyuntural: impregna cada una de nuestras acciones y nuestros mensajes, y debe seguir siendo la brújula que nos orienta, sobre todo cuando hay derechos fundamentales que defender.
Dicho esto, me reafirmo en lo fundamental. Me emociona ver cómo en los últimos cinco años ha crecido de forma inapelable la representatividad de UGT entre las trabajadoras y los trabajadores, también su reputación. No hay secreto, al menos en el caso de nuestra federación: lograr buenos acuerdos en las mesas de negociación sectoriales, saber explicarlos en los centros de trabajo, comunicar bien lo que hacemos y por qué lo hacemos, incrementar el número de delegados y delegadas en cada proceso de elecciones sindicales y, sobre todo, atender a cada trabajador y trabajadora en su centro de trabajo, cada día, todos los días. Así se refuerza nuestra posición en todos los ámbitos y logramos construir un Sindicato, una federación, fuerte, útil y respetada: entre los suyos pero también entre los miles de trabajadores y trabajadoras del sector Servicios. Y debemos disfrutar esos logros, pero manteniendo la tensión y el rumbo.




