Ante los rumores sobre un posible ERE en el Grupo Telefónica publicados en algunos medios de comunicación, desde UGT, como sindicato mayoritario en el Grupo Telefónica, queremos trasladar que, a día de hoy, no hemos recibido ninguna comunicación, ni oficial ni oficiosa, por parte de la empresa que apunte hacia un proceso de ajuste de empleo como el que plantean los medios. No es la primera vez que surgen rumores de este tipo, y desde nuestra posición, siempre hemos actuado con rigor y prudencia. Nos guía el compromiso con los hechos, no con las filtraciones interesadas.

La llegada de Marc Murtra a la presidencia del Grupo y la entrada del Gobierno de España a su accionariado deben suponer una oportunidad para renovar compromisos y reforzar la posición estratégica de la plantilla, no para convertirla en variable de ajuste.

Desde UGT estamos a la espera de que el nuevo presidente traslade su visión de futuro de forma clara y con responsabilidad hacia las personas trabajadoras, pero, en cualquier caso, UGT consideraría inaceptable que la sostenibilidad empresarial se proyectase nuevamente únicamente desde la óptica de los recortes de plantilla.

Era de esperar que la nueva dirección tuviera como fin dotar a Telefónica de un proyecto de país, no solo un ajuste de costes. No se puede hablar de consolidación, transformación, digitalización o compromiso con España y plantear la destrucción masiva de empleo estable y cualificado. Telefónica debe definir su plan futuro, ya que hasta ahora la nueva dirección solo ha acometido políticas de desinversión, a las que se suman estos últimos rumores de destrucción de empleo en nuestro país.

No toleraremos que una empresa de carácter estratégico, con profesionales experimentados y buenas condiciones laborales, participada por un Gobierno progresista no apueste por el empleo a largo plazo y de calidad. La nacionalización no es compatible con la destrucción de empleo.

Por otro lado, las noticias hablan del Grupo Telefónica que, recordemos, está conformado por multitud de empresas, cada una con sus acuerdos, garantías y convenios colectivos, que deben respetarse.

Por ejemplo, el III Convenio Colectivo de Empresas Vinculadas (CEV) firmado por UGT blinda las garantías laborales de la plantilla hasta el 31 de diciembre de 2026, incluyendo el compromiso de que cualquier medida de ajuste deberá contar con el respaldo sindical. Por tanto, ningún proceso de estas características puede iniciarse ni avanzar sin el concurso y aprobación de las fuerzas sindicales.

En cuanto exista información contrastada, será trasladada de forma inmediata y transparente.