El pasado miércoles 21 de mayo, en el marco de las actividades desarrolladas por UNI PROPERTY SERVICE en el día Internacional de la Justicia, tuvo lugar el webinar con el título “El auge de la extrema derecha y el fascismo: la respuesta sindical necesaria para 2025”, a cargo de Stiofán Ó Nualláin, director de Trademark, una unidad especializada en formación y lucha contra el sectarismo del Congreso Irlandés de Sindicatos. Desde el equipo de dirección del sector de seguridad privada y servicios auxiliares de FeSMC-UGT, asistimos a esta conferencia, donde participantes de todos los países del mundo, se unieron on line para poder encontrar respuestas a los siguientes interrogantes:
- ¿Por qué estamos viendo un aumento del nacionalismo y la identidad nacional?
- ¿Por qué está calando el relato racista y anti-migratorio?
- ¿Por qué la ciudadanía en general se siente cada vez más atraída por los movimientos populistas?
- ¿Cómo podemos responder eficazmente cuando un afiliado o afiliada expresa su apoyo a las políticas de extrema derecha?
Ante estos interrogantes debemos ser firmes en la búsqueda de estrategias, con el fin de poder concienciar a nuestros representantes y afiliados y afiliadas en conversaciones significativas sobre aspectos y opciones políticas, para combatir la creciente influencia de la extrema derecha.
La política aborrece el vacío y, si la izquierda no presenta soluciones progresistas para favorecer el crecimiento, la derecha extrema se encarga de rellenar esos huecos y lo hace desde el populismo, la manipulación y la desinformación. Observamos un panorama geopolítico preocupante, tiempos económicos inciertos y el aumento de los costes de vida para las personas trabajadoras. Es evidente que muchos de nuestros propios afiliados y afiliadas se pueden dejar influir por los mensajes populistas y de extrema derecha e incluso votarlos. Esta dinámica plantea un desafío significativo a los valores que defendemos y representamos, al futuro de nuestro movimiento y a la sociedad en las que vivimos, por lo que se hace necesario que los sindicatos recuperen posiciones para responder y organizarse contra el auge de la extrema derecha y el fascismo.
Para ello, debemos encontrar líneas de actuación que nos permitan identificar patrones y mensajes de influencia en nuestros representantes como parte de la ciudadanía. Utilizar técnicas de comunicación eficaces para contraprogramar la desinformación y desafección de la sociedad que pueda verse también reflejada en nuestros potenciales afiliados y afiliadas, así como emprender estrategias para formar a nuestros miembros.
Ante todos estos interrogantes enfrentamos retos para los siguientes años como sindicalistas. Hay una narrativa informal que se impone y que viene a reforzar al neoliberalismo, una narrativa que nos habla de austeridad, de crisis causadas por un excesivo gasto público, una política que al mismo tiempo socava los derechos y que se abre a una economía menos propositiva.
Se nos dice que, con políticas de recortes, se reduce la deuda nacional y se activa la economía, pero esta política de austericidio no ha reducido la deuda ni la economía ha crecido en la eurozona ni en el concierto mundial.
La mano de obra ha perdido valor y la fuerza sindical también ha decaído preocupantemente, por el contrario, la riqueza ha ido a los más ricos, por lo que quizás la austeridad fue simplemente una transferencia del patrimonio de la mano de obra al capital. El coste ha recaído como siempre en la clase trabajadora. Los países socialdemócratas que aplicaron las políticas de austeridad a partir de la crisis del 2008 han traído como consecuencia una falta de confianza en el establishment y, por tanto, una tendencia de cambio de voto hacia opciones más conservadoras y menor participación electoral.
La obligada austeridad impuesta por el neoliberalismo feroz es una encrucijada en la que aún nos encontramos y que ha hecho prosperar las fuerzas más conservadoras y, en el peor de los casos, al fascismo de extrema derecha. La percepción ante este auge y resurgir en toda Europa socava nuestra democracia, que parece estuviera de retirada y nuestras instituciones también.
En Europa, son muchos los gobiernos en coalición con la extrema derecha y esta parece ser la dirección a la que nos dirigimos, hacia una derecha y extrema derecha aceptada, olvidando que el fascismo es el movimiento de la clase que aspira a dominar y que obvia los intereses de la clase trabajadora, formando el mainstream que normaliza el discurso populista y racista, muy lejos de lo que significó el movimiento obrero y socialdemócrata como modelo cooperativista, un modelo ideológico que parece haberse venido abajo.
Por otra parte, la desaparición de la clase media y la inhibición del Estado para que sea el capital quien únicamente lidere los mercados, apareciendo un tecnofeudalismo. Por lo que cabe preguntarse, ¿cómo mantener la unidad en un movimiento que se desmorona?
Ante esto, debemos dar respuestas firmes como el control de los medios. La extrema derecha ha demostrado una alta eficacia en el traslado de la narrativa a golpe de medios, que añade una capa de dificultad en nuestro mensaje. El capital siempre ha conseguido los medios de producción, pero debemos ser capaces de controlar la forma de comunicar.
El poder de internet como máquina de propaganda maliciosa consigue que hayamos perdido la visión utópica, progresista y social, por lo que debemos orientarnos hacia un discurso ilusionante. Ahora hay una extrema derecha sindical también muy bien financiada para el proceso de radicalización; se vio con la AFD y las campañas en TikTok y los laboratorios de desinformación, mediante la Inversión de recursos humanos, trabajando en las redes sociales. Estas tecnologías y plataformas no son neutrales, son propiedades de grandes corporaciones, gigantes de la tecnología que, desde sus plataformas, impulsan sus ideologías como método de control social.
Por todo esto, debemos definir estrategias digitales donde las redes sociales son el campo de batalla. Debemos ser creadores de contenidos, operaciones de influencia con nuestro mensaje de izquierdas, realizar sondeos de información para conocer a nuestros afiliados y afiliadas. Debemos ser capaces de crear campañas utilizando el paisaje digital.
En resumen, la extrema derecha es un problema político que necesita una intervención política.