Las plataformas digitales deben crear prosperidad y no precariedad

Cada vez más españoles utilizan plataformas digitales (mal encuadradas en lo que se denomina Economía Colaborativa, cuando no son términos equivalentes, ni siquiera semejantes).

Cada vez más españoles utilizan plataformas digitales (mal encuadradas en lo que se denomina Economía Colaborativa, cuando no son términos equivalentes, ni siquiera semejantes). Las últimas estadísticas publicadas por la CNMC concluyen que más de 10,5 millones de personas ya las usan en España (un 30% de la población). Los motivos que manifiestan los españoles para preferir este tipo de capitalismo de plataformas son el precio y la flexibilidad, aunque sea a costa de sacrificar la calidad del servicio que reciben (manifestaciones que hacen los encuestados en el reciente estudio del Panel de Hogares de la CNMC).

Lo que encierran estos datos es un clarísimo intercambio de precio por calidad del servicio; se prefiere un servicio low-cost aunque se penalice la prestación. En España, según datos de la consultora McKinsey, hay tres millones de personas obligadas a acudir a empleos de la economía “colaborativa” para conseguir llevar a su casa algún ingreso, debido al paro y a los bajos salarios del mercado laboral español. Es una evidencia: allí donde hay sacrificio de la calidad del servicio, siempre se encierra, o se oculta, una gravísima precarización de empleo al final de la cadena de valor.

Las plataformas digitales aumentan la precarización y la subcontratación

Las plataformas digitales están intentando revertir avances laborales que datan de decenas de años. Son una evolución, sin duda, pero solo tecnológica, puesto que en el marco laboral solo se produce precarización. En términos tan en boga, las plataformas digitales son la Precarización 2.0.

Este tipo de capitalismo de plataformas amplifica la execrable tendencia de las últimas décadas: la subcontratación progresiva en pro de una disminución de costes y derechos laborales. La subcontratación primero fue de una empresa a otra, continuó su tendencia hacia la externalización de servicios en los autónomos y falsos autónomos, hasta llegar al actual empleo subcontratado de tercera generación que representan dichas plataformas digitales: la subcontrata 3.0 para una precarización 2.0.

Muchos economistas defienden que, históricamente, cada cambio revolucionario en la tecnología ha derivado en un incremento del bienestar de los ciudadanos y de los trabajadores. Es una evidencia que no estamos en esa situación. Las nuevas formas de explotación laboral nacidas al calor de la transformación digital (crowd-work, casual work, job sharing, contratos de cero horas, voucher-based work y un largo etcétera de nuevos, y engañosos, términos) buscan eludir la legislación laboral, un sistema garantista de derechos y protección social del trabajador, convirtiéndose así en evidentes sinónimos de trabajadores pobres y vidas precarias.

Cuando estas plataformas se publicitan en los mercados de trabajo como una forma de conseguir un ingreso extra o para adquirir “un capricho”, estamos ante una trampa de marketing: el trabajo no es un capricho. Esta artera metodología para encontrar empleados encierra una competencia desleal, e ilegal, con los legítimos derechos de los trabajadores conseguidos a través de años de lucha obrera y sindical.

Para UGT, la plataformización del trabajo, esta suerte de taylorismo digital, supone una precarización del ya laminado entorno laboral, que no podemos permitir; que no debe consentirse. Reinventar e innovar no puede suponer precarizar sobre lo precarizado, ahondar en el subempleo involuntario.

Poner coto a los abusos de estas plataformas

El nuevo empleo que surge de las plataformas digitales debe contribuir al sistema de protección social (desempleo, pensiones, accidentes e incapacidad laboral, vacaciones, permisos y descansos remunerados, descanso entre turnos, descanso dominical, horas extraordinarias, etc.) Las empresas que instalan sus negocios en estos mercados deben saber que son parte de un sistema social, solidario y contributivo, en donde todo el tejido productivo participa para hacerlo sostenible. Escaparse por los vericuetos de la innovación y la tecnología no son caminos admisibles: son excusas para escaparse de sus obligaciones sociales y económicas.

La Unión General de Trabajadores seguirá vigilando que las plataformas digitales se ajusten a las actuales leyes laborales. Hemos puesto en marcha, con un gran éxito, la plataforma TU respuesta sindical YA, un soporte laboral a las personas que desarrollan sus trabajos en estas plataformas; paralelamente hacemos un pormenorizado seguimiento de estas empresas para que cumplan con las leyes y sean leales a nuestro acervo legislativo.
Por todo ello, exige a grupos políticos, reguladores y al Gobierno del PP, como legislador, a que regulen inmediatamente esta situación y a que pongan coto a estas prácticas ilegales e ilegítimas.

Asimismo, hace un llamamiento a empresas y patronales para que erradiquen de sus empresas la precariedad y conviertan el progreso tecnológico en verdadera y auténtica prosperidad.