El contrato a tiempo parcial, una fuente de subempleo en España

Seis de cada diez trabajadores a tiempo parcial lo harían a tiempo completo si pudieran.

Las últimas reformas laborales de nuestro país, la de 2010 y, sobre todo, la de 2012, han promovido una precariedad generalizada en el empleo. No solo han hecho aumentar la temporalidad (solo el 9% de los contratos firmados son indefinidos), o el peso de los contratos de duración muy reducida (el 25,9%); sino que han hecho crecer el subempleo en nuestro país con la proliferación del contrato a tiempo parcial involuntario, configurado prácticamente como un contrato «a llamada» con el que es imposible cualquier tipo de conciliación.

Así lo ha denunciado UGT en su informe «Situación del empleo en España – 2º Semestre de 2017», donde se señala como el 57,3% de los trabajadores y trabajadoras con contratos a tiempo parcial, es decir, 6 de cada 10, lo hace de manera involuntaria, según la EPA del cuarto trimestre de 2017. Un modelo de contratación que repercute en mayor medida a las mujeres, que ocupan el 73,9% de los contratos a tiempo parcial en nuestro país y, por tanto, son las que más afectadas se están viendo por el subempleo.

Para UGT, el tiempo parcial puede ser una fórmula que compatibilice una necesaria flexibilidad para las empresas con la voluntad de las personas trabajadoras de conciliar otras actividades vitales (estudios, maternidad/paternidad, cuidados familiares, etc.). Pero el sindicato denuncia que, en nuestro país, la regulación ultraflexible que tiene el tiempo parcial ha destacado la involuntariedad como la principal característica de este tipo de contrato.

Los trabajadores aceptan un contrato a tiempo parcial porque no encuentran un empleo a jornada completa. Es el subempleo, ya que estos asalariados trabajan menos horas de las que desean y están dispuestos a desarrollar. Una modalidad que se ha extendido en nuestro país durante los años de la crisis, como ya ha reflejado recientemente el Banco Central Europeo. De esta forma, el último informe anual de la Inspección de Trabajo refleja un aumento de las infracciones de las empresas en esta materia, que han hecho incrementar el empleo aflorado en un 100,92% durante 2016

Frente a esta circunstancia tan mayoritaria, el resto de opciones, que deberían ser las que dieran sentido a la naturaleza del contrato a tiempo parcial, son las menos. En este sentido, solo el 7,3% de los ocupados a jornada parcial alega su utilización porque sigue cursos de enseñanza o formación, y un 10% dice que es para atender el cuidado de niños, enfermos o mayores.

Además, este reparto involuntario del trabajo está llevando a una reducción del número de horas efectivamente trabajadas por cada ocupado, que ha caído en 81,9 horas al año desde 2002, en 29,9 horas desde 2008 e, incluso, en 10,9 horas desde 2013, pese al crecimiento económico registrado de 2014 a 2017. Para UGT, este es un reparto del empleo ineficiente, puesto que implica un aumento del llamado subempleo y, en definitiva, del empleo precario y poco productivo.

Por todo ello, el sindicato denuncia que el contrato a tiempo parcial en nuestro país es un contrato fallido, que se ha convertido en un instrumento más de fraude y de precariedad laboral para los trabajadores y trabajadoras en beneficio de las empresas, por lo que reclama mayor vigilancia y control por parte de la Inspección de Trabajo para detectar estas formas de subempleo y la derogación de la reforma laboral de 2012, que supone un foco de desregulación laboral para los trabajadores y trabajadoras.